La principal diferencia técnica y su impacto en el usuario
La fibra óptica transporta datos mediante pulsos de luz a través de filamentos de vidrio, lo que reduce pérdidas y ofrece mayor capacidad que cualquier solución inalámbrica tradicional. Esto se traduce en velocidades más altas, latencia mucho menor y mayor estabilidad frente a cambios climáticos o interferencias electromagnéticas. Para labores que requieren consistencia —videoconferencias empresariales, servidores locales, CCTV en alta resolución— la fibra es la opción recomendada.
El inalámbrico, en cambio, destaca por la rapidez de despliegue y flexibilidad: no requiere cableado hasta el nodo, por lo que es útil en zonas rurales o donde la infraestructura de fibra es cara o tarda en llegar.
Casos prácticos: cuándo conviene fibra y cuándo inalámbrico
Si vivís en un barrio de Córdoba con cobertura de fibra y necesitás alta estabilidad (teletrabajo, streaming 4K, copias de seguridad en la nube), la fibra siempre será superior. No obstante, en zonas rurales o edificios donde la fibra no llegó, los enlaces inalámbricos modernos (fixed wireless o 5G) pueden ofrecer velocidades competitivas y una instalación rápida sin zanja ni obras.
Además, el costo total de propiedad puede variar: a veces el inalámbrico inicial es más barato, pero la fibra ofrece menor mantenimiento y mejor rendimiento a largo plazo.

Recomendaciones para elegir según tu realidad local
Hacé un test de velocidad y latencia; compará precios y tiempos de instalación. Preguntá al proveedor si la conexión inalámbrica dispone de capacidad garantizada en horas pico (SLA). Si podés acceder a fibra asequible en Córdoba, es la mejor inversión; si no, optá por inalámbrico con buenas referencias y posibilidad de migrar cuando la fibra llegue.
